Como comentábamos en la anterior entrada, durante la Feria del
Libro celebrada en Getxo en
abril de 2013 los aficionados a los cuentos hemos tenido la oportunidad de disfrutar el doble, con dos sesiones bien distintas, pero igualmente divertidas.
La segunda sesión cuentista se
desarrolló el domingo 21 en una deliciosa matinal soleada, y nos regaló la
presencia del algortense RAMÓN PIÑERA
y su esposa SONIA. Sí, habéis leído
bien, algortense, porque en el pueblo Algorta,
de Río Negro, Uruguay, no hay
algorteños. Vinieron desde Munich, Alemania, donde residen ahora por “culpa” de
sus nietas, para compartir con sus “paisanos” de este lado del Atlántico sus
recuerdos y anécdotas de niñez, recogidas en el libro Loscuentos de Belo, acompañados de una guitarra y de su enorme calor humano.
Instalados en las rurales calles
de la Algorta uruguaya con la ayuda de Sonia y Ramón, nos vimos bajando a toda
velocidad por una de sus cuestas a lomos de la bici negra, envidia y disfrute de todos los niños que supieran
respetar las normas de uso. La habilidad y el equilibrio tenían un gozoso
premio: repetir.
Pedaleando pedaleando llegamos al
bichario, donde Ruben (así, sin tilde), sin duda una de las mentes infantiles más privilegiadas
del lugar, albergaba a todos sus queridos animales, que eran muchos y variados.
Algunos incluso peligrosos, como el Yacarito
Tereré, pequeño cocodrilo que una crecida del río dejó varado.
Que la mente de Ruben era
privilegiada quedó patente en la tercera y última historia que Ramón nos contó
y cantó. Con los escasísimos medios de que disponía, y gracias a la inestimable
colaboración de sus amigos Petaca, Bebe,
Omar y Tito, fue capaz de construir el Sputnik
Algorta, y colocar así a su pueblo en la tercera posición de la incipiente
carrera espacial. Cierto es que el cohete no llegó muy lejos, para alivio del
astronauta Petaca, pero gracias a la transmisión que éste pudo efectuar a
través del “sofisticado” sistema de comunicación, la contada concluyó con una
gran carcajada.
A modo de cierre, entonaron una
canción de despedida típica de su tierra, acompañada de ondear de pañuelos, así
como un euskérico “Algortatik Algortara” que estuvieron a punto de dejarse en
el tintero. Menos mal que Anabel estaba al quite.
Volando volando, con algún que
otro percance pero de manera más segura que el mentado Petaca, Ramón y Sonia ya
están de vuelta en Múnich, pero han prometido volver con más tiempo y
tranquilidad a ésta también su Algorta, donde dejaron su cariño y recogieron el
nuestro. Les esperamos.
Y, hasta que ese día llegue, podremos disfrutar de sus historias y canciones en el libro-CD que tenemos en las Bibliotecas de Getxo .
Aquí os dejamos también un video de la primera canción que nos ofreció
La reseña de hoy ha sido escrita por Rober
Las fotos, el montaje fotografico y los videos son de Txema G.