lunes, 19 de diciembre de 2011

16 de diciembre: CUENTOS DORADOS Y PLATEADOS

A pesar de que el mal tiempo dejó a muchos oyentes en casa, se respiraba ya un hermoso ambiente navideño.
Anabel R. nos dio algunos avisos importantes sobre una contada que iba a tener lugar en la librería “La Gusana” de nuestra otra Anabel, el sábado 17 a las 13 horas, a cargo de Roberto Mezquita (con música), y la charla que tendrá lugar en la Biblioteca la semana que viene sobre cómo elegir y contar un buen cuento; ésta dirigida a padres y madres o a cuentistas interesados.
Comenzó luego la sesión que inauguró Félix que nos deleitó con una fabulilla sobre la Lotería a la que jugamos por ilusión, por envidia de lo que les pueda tocar a los vecinos y compañeros de trabajo.
A pesar del firme propósito de no jugar acabamos con cuantiosos décimos y participaciones y lo que para nosotros es simplemente el Día de la Salud, para Jacinto, aquel amigo al que no le quisimos ofrecer lotería, es un día de saltos y abrazos, porque a él sí que le ha tocado.
Marcos nos trajo unos poemas de amor y de celos... y acabó marcándose un bolero de los Panchos.
Anabel R. nos regaló un cuento de Navidad de amor y desamor, ambientado en un supermercado donde Sara, que lleva en su vientre el mejor regalo de Navidad, no quiere que le toque ningún viaje en el súper.
Allí encuentra a Jokin, al que hace tiempo que no ve y que le propone seguir una relación que habían dejado interrumpida, superándolo todo, incluso, sin decirlo, aquel embarazo.
Sara se va a disfrutar sola de su sueño de manitas diminutas y sonrisas de oro.
Luego Rafa nos trajo la magia de un libro que se auto escribía, regalo a un niño aburrido al que no le gustaba ningún cuento, al que acabó seduciendo aquella maravilla (tuvo que hacérselo ver su hermano) que en las primeras hojas le llamaba aburrido.
Miguel nos recordó que la crisis sigue ahí fuera instalada en los personajes de una pareja que no pueden hacer frente a la hipoteca y a la que el Banco, beneficiado sin duda por la compra de deuda española por China, les mete de posaderos una pareja de homosexuales (uno chino y el otro español).
Ramón y Loli deben tragar bastante, hasta el punto de que el homosexual español se encapricha de Ramón.
Éste pobre debe hacer frente a sus obligaciones maritales en dos frentes, lo que no es una buena práctica para andar subido en un andamio.
Finalmente, muere Ramón y Liu Xin despide a Berto ( su pareja ) y se queda con Loli para llenar el hueco que ha dejado Ramón. Cosas de la crisis.
Javi (Romo) nos regaló sus recuerdos dorados de infancia en un pueblo de La Rioja donde iba de veraneo con su padre y sus tres hermanos.
Iban a un caserón que antes fue cuartel donde, en tanto recoveco, se agazapa el miedo infantil: el “hombre de la cachaba “ que todas las mañanas, al alba, pasaba delante de la ventana de su habitación. Su miedo alertó a su padre, quien descubrió que se trataba de un vecino espabilado...
Carlos nos hizo asistir al nacimiento de la República, que sustituyó a los tres intentos fallidos de un rey de perpetuar la Monarquía casando a sus tres hijas, muy finas; pero se murieron sin concluir el deseo del padre, de lo finas que eran.
Finalmente, ante la decrépita monarquía se paseó una chica lozana y morena, portando una banda tricolor que le dejaba una teta fuera.
Luego asistimos a una deliciosa aberración genética de la mano de nuestra querida Anabel M. que nos relata los avatares de un zorro hambriento que debe ir posponiendo sus comilonas de pato en beneficio, primero de un patito que le llama Papi-Papi, al que acaba criando y educando.
Luego, su patito se enamora de una pata que ya era “pollita” que les regala ¡cinco huevos! y cinco pollitos que hacen abuelo al zorro hambriento que , curiosamente, no se muere de hambre porque el amor alimenta.
Finalmente Román nos trajo una carta del Olentzero en la que nos contaba con mucha gracia la crisis que había estado viviendo el Cielo con ajuste de plantilla, jubilación adelantada de San Pedro, recortes de presupuesto, sacada a concurso externo del servicio de portería, y la deserción del propio Olentzero, que se va de suecas a Benidorm.
El concurso lo gana una empresa que pone a un negro que lo hace muy bien, pero que no puede aguantar las chanzas de tanto racista.
La empresa que ganó el concurso abandona y el Olentzero, que no puede ni pensar que tantos niños y mayores se queden sin regalos, vuelve al tajo. Este año nos dejó unos sobres de caricias para usar ¡Eh!
La crónica de este mes la ha escrito Miguel
Las fotos y el montaje fotográfico son de Txema