El anuncio de galerna no impidió que el viernes 11 de mayo se
reunieran en El Club de los Cuentistas 11 contadores y un público ávido de
buenas historias, esta vez en torno al color submarino… quiero decir
“amarillo”.
IGNACIO rompió el hielo con un sentido cuento personal que contenía imágenes tan
sugerentes como esa “travesía a nado por ganar el corazón de paloma”(¡!).
CARMEN nos
trajo “La Rosa Roja”, de Oscar Wilde, un cuento que permanece fresco aunque
pasen los años.
ANABEL R. contó la historia de una pareja que ha perdido el amor y que lo recupera sin la
ayuda de una lámpara mágica, aunque tienen una.
MARCOS recitó
más que leyó unos versos de Machado, “Fantasías de vida”, con los que se
identifica especialmente.
ISABEL nos presentó a un viajero que al contar un cuento sobre una niña “horriblemente buena” le pone las cosas muy
difíciles a la tutora de unos niños normales...
LAUREANO rompió unas lanzas por “La Mortaja”, de Miguel Delibes, y nos relató una
historia llena de Carmelitas Descalzos, carabineros y un hombre tratando de
saciar su hambre.
RAFA dramatizó
el diálogo entre un revisor y un viajero que dice llamarse Mickey Mouse, se
niega a pagar el billete, la multa,… pero que al final accede a bajarse del
tren, porque ha llegado.
MIREN nos devolvió a la infancia con las aventuras de un pollito que literalmente se
traga los obstáculos o los regurgita, siempre por un buen
motivo.
ANABEL M. desveló el secreto de los loros, que se hacen los tontos desde que antaño uno de
ellos se metiera en problemas por dar su opinión -parece que fue
ayer.
CARLOS sugirió una verdad “tan posible como la oficial” sobre la Creación: al hombre le
dijeron que había sido creado primero para aumentar su bajísima autoestima.
¿Alguien lo duda?
Y de traca final, ERNESTO se volcó en las andanzas de un
San Nicodemo de carne y hueso en un convento lleno de novicias, entre las que
como siempre hay una más lista y con iniciativa.
Atentos porque en la próxima sesión -8 de junio- cada cuento debe durar menos de
un minuto, pero como se pueden contar muchos acabaremos morados…aunque no sea el
color del día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario